La otoplastia es un procedimiento quirúrgico que permite modificar tanto la forma como las dimensiones de las orejas, mejorando la armonía de la cara y el sentido de autoestima de cada persona que sufra de esta deformidad.
Más preciso es decir que la otoplastia permite recolocar y remodelar las orejas prominentes (o “en asa”), corregir defectos de nacimientos o postraumáticos (ausencia, falta parcial o total de la oreja, alteraciones del tamaño de parte o toda la oreja).
Las orejas en asa pueden ser debidas a dos alteraciones aisladas o conjuntas: hipertrofia de la concha y falta del pliegue del anthelix (el pliegue vertical en el medio del pabellón auricular), que no existe o es poco desarrollado en el 70% de los casos.
Para someterse a una otoplastia es preferible esperar que se acabe el desarrollo del cartílago auricular a partir de los 5 años de edad. En los niños, es conveniente realizar la intervención antes de que la deformidad sea objeto de bromas de parte de los compañeros de clase.
La operación se suele realizar con anestesia local en los pacientes adultos, con anestesia general en los niños.
Debido a la variedad de los defectos que pueden existir tanto en el pabellón, como en la concha y en el lobo auricular, la intervención es personalizada por cada paciente. En la casi totalidad de los casos la incisión cutánea se realiza en la cara posterior de la oreja quedándose una cicatriz prácticamente invisible. El cartílago se puede remodelar y reducir en sus partes en exceso. La duración de la intervención es aproximadamente 45 – 60 minutos. Finalizada la intervención se le aplica al paciente una medicación moderadamente compresiva, como un turbante, que se mantiene 48-72 horas. A la primera cura se sustituye el vendaje con una cinta elástica deportiva que mantenga las orejas en la posición adecuada, sobre todo durante el sueño. Es muy importante el uso de las cintas elásticas porque puede ocasionar una falta de sensibilidad en el pabellón auricular durante los primeros días que no permita al paciente sentir una posición incorrecta de la oreja. A los 8-10 días se retira la sutura intradérmica.
En el postoperatorio se pautan un antibiótico y unos antiinflamatorios.
Después de 3-4 días ya es posible reincorporarse al trabajo si eso no implica hacer esfuerzos físicos. Para los niños es aconsejable que no vuelvan al colegio antes de un par de semanas, evitando así golpes accidentales que puedan afectar el resultado estético final. Al mes se puede practicar deporte.
Las complicaciones de la otoplastia no son frecuentes y constan de infecciones, hematomas y alteraciones de la cicatrización. El manejo tanto de las complicaciones como de todo el proceso es imprescindible que esté hecho por parte de cirujanos plásticos cualificados.
Es muy importante saber que las deformidades del cartílago auricular se pueden tratar en los recién nacidos simplemente aplicando un molde y evitando la intervención quirúrgica. Los elevados niveles de estrógenos en la sangre de los niños hacen que el cartílago sea muy maleable y cuanto antes se empiece el tratamiento más posibilidades hay de resolver la deformidad.